La Iglesia de la Biblia
En su libro titulado, El Gran Conflicto Final, A.J. Tomlinson escribió estas palabras acerca de La Iglesia de Dios:
“Existe una gran hambre y anhelo en el corazón de cada hijo de Dios, sea conocido o no, que nada nunca satisfacerá, a no ser que sea la relación de la Iglesia de la Biblia y la unidad y singularidad del pueblo de Dios. Hacia esta meta se encuentra el Espíritu trabajando...No importa la aparición de los presentes días o cuánto estos artículos o enseñanzas puedan estar opuestas la una de la otra, Él hará que las mismas sucedan.
Jesús fue colocado en la tumba y una piedra fue colocada en la entrada de la misma sellando la misma, y un guardia fue puesto para vigilar, y la aparición no fue solamente para que Él saliera de la tumba vivo, sino que salió con el mismo cuerpo, en el cual se encontraban las mismas cicatrices y marcas que Él tenía cuando fue bajando de la cruz y colocado en la misma. Él, quien resucitó de los muertos, nuestro Señor, es capaz y traerá nuevamente la Iglesia original, llevando las mismas cicatrices (persecuciones) y marcas (señales), que tenía cuando fe despojada de su promontorio inmediatamente después de que el último apóstol diera su vida por ella. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo (Col. 1:24), entonces no hay razón para sorprenderse si ella sigue a su Señor hacia la oscuridad y luego reaparecer nuevamente. Jesús se le apareció a María, luego a Pedro y a los dos que iban con Él camino hacia Emaús, luego a los once cuando estaban sentados cenando, y finalmente a quinientos hermanos a la vez. Al presente, la Iglesia se le está apareciendo a unos cuantos, pero algunos de estos son como los discípulos, que en una ocasión no conocían a Jesús, ni tampoco conocían la Iglesia...
La Iglesia, con su combinación de humildad, mansedumbre, esplendor y gloria es observada por sólo unos cuantos al presente, pero muy pronto ella será revelada a miles. ¡Aleluya! Al presente es colocada al mismo nivel que otras iglesias en las mentes de muchas personas...
Notemos el cuadro de la Iglesia original o primitiva como es demostrado en el libro de los Hechos y expuesto en pocas palabras por Salomón en Cantares 6:10. “¿Quién es ésta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejército en orden?” ¿No es la Iglesia una obra fresca que salió de Sus manos cuando dijo:
“Sobre esta piedra edificaré mi iglesia”, y la cual debemos buscar en la frescura de la mañana de la edad del evangelio? ¿No era ella tan hermosa como la luna con su luz y rayos brillantes y suaves en dirección a las tinieblas de los tiempos? ¿No fue su luz tomada prestada de Jesucristo Su Cabeza, de la misma forma que la luna adquiere su luz de la gran luminaria conocida como el sol? ¿No salió ella como el sol, proveyendo tanta luz como calos (conocimiento y poder), hasta que pueda ser dicho de ella que estaba tan “clara como el sol”, hasta que fue vista por todos aquéllos que no estaban voluntariamente ciegos, los cuales ni siquiera sienten los rayos penetrantes de su influencia?
Con todos los milagros y manifestaciones de poder; su maravilla creció diariamente y progresó rápidamente hasta que fue dicho: “Estos que alborotan el mundo, también han venido acá,” por consiguiente, no pudiera muy bien ser dicho de ella: “Y terrible como un ejército con sus banderas”. Luego, como si las ráfagas del invierno hubieran llegado, y su fervencia hubiera sido congelada por las nubes y negrura de la “edad oscura”, y el cuerpo “la Iglesia” postrada en la tumba silenciosamente, los observadores, aparentemente con la esperanza de ver algunas señales de vida y una resurrección del cuerpo (la Iglesia) dice: “Al huerto de los nogales descendí a ver los frutos del valle, y para ver si brotaban las vides, si florecían los granados”. (Cantares 6:11.)
De la misma forma que él estaba activamente buscando las señales de vida, o una búsqueda de la verdad, inesperadamente, como si hubiera sido magia, la luz bajó, y los observadores podían ver, como si estuvieran pasándole un panorama frente a ellos, el clímax de lo que tenía que pasar, y salió con una exclamación de sorpresa y gozo la cual se encuentra expresada en Cantares 6:12: “No lo supe: hame mi alma hecho como los carros de Amminadab”, y fue traído a su conocimiento, y de repente, un sentimiento de alta inspiración le tomó y lloró diciendo: “Tórnate, tórnate, oh Sulamita; tórnate, tórnate, y te miraremos...”.
Luego, como si fuera una comparación con las condiciones ilustradas en el versículo diez, como si fuera por primera vez que ella brotaba a la luz, en contestación a la pregunta “¿Qué veréis en la Sulamita?”, exclamó con profundo pensamiento y un perspectiva amplificada: “Como la reunión de dos campamentos”.
La explicación es aparente, y la comparación es clara. El llanto en la actualidad es escuchado en miles de amantes de la verdad, para que la Iglesia Apostólica Primitiva regrese con toda su gloria, poder y resultados pasados. Los seguidores de la verdad en el valle de la humillación, han sido motivados repentinamente, y maravillados a medida que el Espíritu y la Escritura les han revelado los hechos de que ella va a regresar con todos sus dones y gracia, poder y gloria, y en vez de ser como ella fue en el pasado, en estimación de la magnitud y sublimidad, estará desempeñando un doble papel.
“Como la reunión de dos campamentos.” ¡Aleluya! ¡Aleluya! Se escuchan desde el vórtice de lo emocional, jubiléo, triunfo como una expresión de cada amante de Dios de la forma que ellos comprendieron y sostuvieron aun una sombre de esta verdad gloriosa...
La enseñanza debe ser correcta y enseñada por hombres que sean correctos; aquél los que den las medidas para las cualificaciones expuestas en la Biblia. La vida de los miembros debe ser pura y santa. Las finanzas deben ser reunidas y manejadas propia mente. La Iglesia en su totalidad debe estar vestida del manto de salvación, separada del mundo y que no esté mezclada con motivos y ambiciones egoístas. Contemplémosla a medida que se va acercando. Continúe mirando hasta que pueda verla en su Gloria y Poder original.